lunes, 30 de octubre de 2017
EL CASTILLO DE LA YEDRA. CAZORLA.
Cobijada a la sombra de la Peña de los Halcones y bajo la siempre atenta mirada del Castillo de la Yedra, se encuentra Cazorla la Capital del Adelantamiento del Arzobispado de Toledo en el Alto Guadalquivir.
En el Castillo de la Yedra o de las Cuatro Esquinas, como se le conoce en Cazorla, podemos distinguir tres recintos que suben achacosos la empinada loma sobre la que se alza: alcazarejo, recinto y albacara.
En su punto más alto se encuentra el alcazarejo, sobre el que reina su soberbia Torre del Homenaje, la parte más notable y noble de toda la fortaleza, mandada erigir por el Arzobispo de Toledo don Pedro Tenorio (1377-1399). Una imponente mole con tres pisos iluminados por airosos parteluces y una lóbrega mazmorra que la sostiene en su base. Sus muros alcanzan una altura de 30 metros oscilando su espesor entre los cuatro metros de su planta baja, a los dos metros de su cima, grosor que va paulatinamente disminuyendo de estancia en estancia.
Tras subir una escalinata adosada a uno de los lados de la torre llegamos a la primera de sus salas, hoy convertida en la Capilla del Castillo, donde se encuentra un Cristo románico-bizantino de tamaño natural, clavado en una cruz de madera de ciprés.
El acceso a la segunda planta lo hacemos por unos empinados y cansados escalones, que dan paso a la Sala de Armas decorada con panoplias en forma de escudo, en los que se exponen: espadas, ballestas, ..., además de armaduras, arcones tallados y mobiliario de los siglos XVI y XVII.
Salas iluminadas por arcos apuntados que nos ofrecen una magnífica vista de la sierra que aún se resiste a vestir sus colores del añorado y lluvioso otoño, y allí junto al río,
la Plaza Vieja con la Iglesia de Santa María, pero eso es ya otra historia que en otra ocasión os contaremos.
Desde Cazorla un saludo.
Próxima parada.
Palma del Río.
martes, 24 de octubre de 2017
"LA IRUELA, UN CASTILLO TEMPLARIO"
La presencia de los Templarios en los Reinos de Castilla y León se inició con la entrega, por parte de Alfonso VII, de la fortaleza de Calatrava, en Ciudad Real hacia 1150. Sin embargo, el Temple devolvió esta encomienda, para ser otorgada en 1158 a la recién nacida Orden de Calatrava. Los Templarios participaron posteriormente en otras campañas tales como: la conquista de Cuenca (1177), la batalla de la Navas de Tolosa (1212) o la toma de Sevilla (1248).
Es en el hecho de la toma de Sevilla, donde algunos se apoyan para justificar la presencia del Temple en el Alto Guadalquivir. La Iruela había sido conquistada en 1231 por el Arzobispo de Toledo y muy probablemente , años más tarde el Rey otorgó la villa de La Iruela a los Templarios como recompensa por su ayuda en la conquista de Sevilla. Un lugar apartado y recóndito en lo más fragoso de la sierra perdido en una lejana frontera con el Reino de Granada.
¿Quiénes eran los Caballeros del Templo de Salomón?
La Orden había nacido en Jerusalén en el año 1119 fundada por Hugo de Payns, para la defensa de los Santos Lugares. Los Caballeros de la Orden combinaban la oración y el servicio de armas.Vestían manto blanco y cruz roja. La Orden inició su expansión por Europa gracias a las dávidas de propiedades y donaciones efectuadas por numerosos príncipes y nobles. Tras la pérdida de Tierra Santa, los Templarios se replegaron a Chipre, además de poseer numerosas encomiendas y fortalezas en el Continente. Su principal misión consistió en la defensa de los territorios fronterizos.
Hasta su disolución los Templarios tuvieron 32 encomiendas en la Corona de Castilla: 20 en León, 10 en Castilla y dos en Extremadura.
Tras la detención de los jerarcas templarios en Francia en 1307, y la confiscación de sus propiedades, la Corona de Castilla rehusó cumplir la bula papal promulgada al efecto. Más tarde en 1308 los bienes del Temple pasaron a la Corona, diversos procesos realizados entre 1310 y 1312 exoneraron de toda culpa a los Templarios. Muchos de de los caballeros ingresaron en otras órdenes como las de Alcántara y Calatrava.
Tras el final de la Orden de los Caballeros del Templo de Salomón, multitud de mitos y leyendas se han contado sobre la Orden, se asegura que además de contar con innumerables riquezas, su función principal era la protección del Santo Grial, la Copa que Jesucristo utilizó en la Última Cena, Grial al que se le atribuyen poderes mágicos.
En este contexto de leyendas y mitos, cuentan en La Iruela que a principios del siglo XX, y durante varios atardeceres consecutivos, a esa hora incierta cuando la luz comienza a desaparecer, y las sombras se adueñan de la noche, vieron como un grupo de desconocidos vestidos con grandes mantos blancos adornados de cruces rojas y, llevando en sus manos antorchas encendidas, realizaban insólitas y silenciosas ceremonias en las ruinas de su castillo, quizás tratando de encontrar respuestas a algunos de los enigmas de la Orden del Temple. El caso cierto es que poco tiempo después, aquellos extraños personajes desaparecieron repentinamente, tal y como habían llegado, no volviendo nunca más a tenerse noticias de ellos. Si lograron encontrar soluciones a los misterios del Temple sólo ellos lo conocen.
Desde La Iruela un saludo.
Próxima visita:
El Castillo de "La Yedra" de Cazorla.
¡Hasta Pronto!
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