martes, 24 de octubre de 2017

"LA IRUELA, UN CASTILLO TEMPLARIO"



Afirman algunos, que este viejo castillo que domina La Iruela suspendido sobre un precipicio y desafiando el paso del tiempo,  fue una fortaleza de la Orden de los Caballeros del Templo de Salomón en el Alto Guadalquivir allá por el siglo XIII.






La presencia de los Templarios en los Reinos de Castilla y León se inició con la entrega, por parte de Alfonso VII, de la fortaleza de Calatrava, en Ciudad Real hacia  1150. Sin embargo, el Temple devolvió esta encomienda, para ser otorgada en 1158 a la recién nacida Orden de Calatrava. Los Templarios participaron posteriormente en otras campañas tales como: la conquista de Cuenca (1177), la batalla de la Navas de Tolosa (1212) o la toma de Sevilla (1248).




Es en el hecho de la toma de Sevilla,  donde algunos se apoyan para justificar la presencia del Temple en el Alto Guadalquivir. La Iruela había sido conquistada en 1231 por el Arzobispo de Toledo y muy probablemente , años  más tarde el Rey otorgó  la villa de La Iruela a los Templarios como recompensa por su ayuda en la conquista de Sevilla. Un lugar apartado y recóndito  en lo más fragoso de la sierra  perdido en una lejana frontera con el Reino de Granada.



¿Quiénes eran los Caballeros del Templo de Salomón?
La Orden había nacido en Jerusalén en el año 1119 fundada por Hugo de Payns, para la defensa de los Santos Lugares. Los Caballeros de la Orden combinaban la oración y el servicio de armas.Vestían manto blanco y cruz roja. La Orden inició su expansión por Europa gracias a las dávidas de propiedades y donaciones efectuadas por numerosos príncipes y nobles. Tras la pérdida de Tierra Santa, los Templarios se replegaron a Chipre,  además de poseer numerosas encomiendas y fortalezas en el Continente. Su principal misión consistió en la defensa de los territorios fronterizos.
   




Hasta su disolución los Templarios tuvieron 32 encomiendas en la Corona de Castilla: 20 en León, 10 en Castilla y dos en Extremadura.
Tras la detención de los jerarcas templarios en Francia en 1307, y la confiscación de sus propiedades, la Corona de Castilla rehusó cumplir la bula papal promulgada al efecto. Más tarde en 1308 los bienes del Temple pasaron a la Corona, diversos procesos realizados entre 1310 y 1312 exoneraron de toda culpa a los Templarios. Muchos de de los caballeros ingresaron en otras órdenes como las de Alcántara y Calatrava.




Tras el final de la Orden de los Caballeros del Templo de Salomón, multitud de mitos y leyendas se han contado sobre la Orden, se asegura que además de contar con innumerables riquezas, su función principal era la protección del Santo Grial, la Copa que Jesucristo utilizó en la Última Cena, Grial al que se le atribuyen poderes mágicos.





En  este contexto de leyendas y mitos, cuentan en La Iruela que a principios del siglo XX,  y durante varios atardeceres consecutivos, a esa hora incierta cuando la luz comienza a desaparecer, y las sombras se adueñan de la noche,  vieron como un  grupo de  desconocidos vestidos con  grandes mantos blancos adornados de cruces rojas y, llevando en sus manos antorchas encendidas, realizaban insólitas y silenciosas ceremonias en las ruinas de su castillo, quizás tratando de encontrar respuestas a algunos de los  enigmas de la Orden del Temple. El caso cierto es que  poco tiempo después, aquellos extraños personajes desaparecieron repentinamente, tal y como habían llegado, no volviendo nunca  más a tenerse noticias de ellos. Si lograron encontrar soluciones a los misterios del Temple sólo ellos lo conocen.




Desde La Iruela un saludo.

Próxima visita:

El Castillo de "La Yedra" de Cazorla.

¡Hasta Pronto!

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