CAMBIL. SOLERA. HUELMA.
Después que nací
no vi tal serrana
como esta mañana.
Marqués de Santillana.
Cambil garganta herida
entre dos gigantes
por el río hendida.
Un poco más lejos nos espera el antiguo hospital con su destacada fachada barroca que parece jugar con la luz y la sombra en esta mañana fría del mes de marzo.
Castillo de Alhabar en alto otero,
río Oviedo tu rumor quiero.
Camino de Solera, nos sorprende los primeros inmaculados tonos de los almendros floreciendo, señal certera de la anhelada primavera.
En Solera un castillo
sobre su monte haré.
Cuando sople el viento
en él me refugiaré.
Desde su torre más alta
tu mirada, ansiaré.
Es Solera castillo e iglesia, gente abierta y buen vivir, al abrigo del fuego en los meses del más duro invierno.
Pero hoy es verdor, y blancor de sus calles que ascienden serpenteantes hasta los pies de su
atrevido castillo roquero.
Un poco más lejos Huelma:
Tierra del Marqués de Santillana y de sus serranillas mágicas:
Señora de la vieja frontera,
manantial que aplaca la sed
del viajero que te anhela.
Su templo aunó los esfuerzos de Diego de Siloé, Vandelvira y Castillo "el Mozo", para dejarnos una de las mejores
obras de la arquitectura de nuestra provincia.
Templo labrado en blanco sillar, oración en piedra que se eleva desde el suelo hasta lo más alto del cielo.
Dejamos la Iglesia Parroquial de la Inmaculada para dirigirnos a la Fuente Santa.
Este es el santuario de la Patrona de Huelma, la Virgen de la Fuensanta.
De vuelta a Jaén, un alto en Matabejid,
con el frescor de su río y la sombra de su álamo centenario.
Poco después, empieza la tarde a caer, nuestro caminar por hoy está finalizado por estas tierras de nuestro "Plateado Jaén".
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