jueves, 19 de diciembre de 2013

MARMOLEJO Y MONTOR, ENTRE JAÉN Y CÓRDOBA


Desde Jaén hacia el valle del Guadalquivir 




se extiende una comarca de suaves lomas, cubiertas de dorados olivos




que la niebla de esta mañana transforma en un escenario irreal.



Nuestra ruta de hoy sigue el curso del río,



 hasta llegar primero a Marmolejo, para continuar  más tarde por tierras de  la vecina Córdoba.


Es Marmolejo un pueblo, al oeste de la provincia de Jaén, de amplias y rectas calles, 



que vive del olivar y del regadío en las vegas del Guadalquivir y del Salado de Arjona.



En la plaza la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz,



Los trabajos para construir el Templo se iniciaron durante el siglo XVII, en el interior destaca el retablo  del altar mayor que fue traído del convento de las Dominicos de Benavente.



Pero si hay algo que ha dado a conocer a Marmolejo, ha sido su famoso balneario en el que tomaron sus aguas, a principios del siglo XX,



los actores Charles Chaplin o Rodolfo Valentino, dadas las cualidades de sus aguas medicinales.




Junto al balneario, orgulloso se levanta, un puente renacentista




construido en la segunda mitad del siglo XVI por el arquitecto Benito del Castillo.



La obra de ingeniera presenta siete arcos de medio punto para salvar las tranquilas aguas del gran río.



Entre meandros, en un alto alcor, Montoro.



En su escudo aparece, un negro toro, sobre una alta loma.



Es Montoro una ciudad de calles estrechas, limpias y empinadas, 



en ellas nos sorprende la gracia de sus  casas encaladas, 



muchas de ellas construidas con piedra molinaza, con su característico color rojo 



y decoradas con balcones de flores multicolores.




Para disminuir la pendiente las calles presentan cantones, donde la altura se rebaja gracias a escalones y barandas.



En la antigua Tercia el Museo del Aceite,


que nos recuerda las labores de este cultivo y la obtención de nuestro aceite de oliva,



Tras pasear por las salas de este edificio construido en el siglo XVIII, como almacén de aceite, vino y trigo procedentes de los diezmos eclesiásticos. 



Desde el museo nos dirigimos ahora a la Plaza Mayor



con la silueta de la torre de la Iglesia de San Bartolomé, verdadero faro de Montoro.



En la Plaza Mayor las Casas Consistoriales, edificio construido durante el reinado de Felipe III (1598-1621)



En su interior, en el actual Salón de Plenos, un 



soberbio, artesonado de estilo mudéjar.



Desde el Salón sobre la antigua Plaza Mayor son realmente 



dignas de contemplar.



A un lado de la plaza la iglesia parroquial.



La Plaza Mayor, constituye el resumen de toda la arquitectura de la ciudad y testimonio de su declaración como Conjunto Histórico Artístico.



Siguiendo la calle Corredera, nos detenemos en la Oficina de Turismo, antigua Posada, para ver desde sus ventanales el barrio de Retamar y 



el Puente de las Donadas.



En la Plaza del Charco la Parroquia del Carmen, obra del siglo XVIII,


el Templo actual, perteneció al convento del Carmen. 



Terminamos nuestra ruta en Montoro, reponiendo fuerzas y 



preparándonos para la siguiente etapa Villa del Río.

Desde aquí dar las gracias al Excmo Ayuntamiento de Montoro y a la Policía Local, sin cuya colaboración esta visita no hubiese sido posible.


Hasta dentro de unos días. Un saludo. Carolina.


jueves, 5 de diciembre de 2013

EL CENTENILLO Y LA CAROLINA


Nuestra Ruta nos lleva hoy a Sierra Morena, al norte de la Provincia de Jaén.



Los hombres desde tiempos inmemoriales han buscado en estos montes  la riqueza de su subsuelo en forma de galena argentífera.


La sierra está llena de antiguas minas y pozos, como el de los Guindos. 


Unos de los más importantes filones mineros se encontraba en El Centenillo de las Minas.


En la segunda mitad del siglo XIX empresarios ingleses atraídos por la galena argentífera fundaron un grupo constituido por 41 minas que ocuparon una superficie total de 1871 hectáreas.


Como testimonio de este tiempo ha quedado la tipología de un poblado, muy similar al de los pueblos del sudeste de Inglaterra.



Pasear por sus calles empedradas es recordar los ecos de un antiguo esplendor, que aún resuenan tras nuestras pisadas.



Uno de los últimos pozos que se abrieron en El Centenillo fue el "Pozo Nuevo" en el año 1917.



Esta mina siguió explotándose hasta el año 1963, alcanzando una profundidad de 570 metros.


Desde su fábrica de máquinas las vistas del Parque Natural de la Sierra de Andújar son espectaculares.


Volvemos hacia El Centenillo, siguiendo el antiguo trazado del ferrocarril minero y 


atravesando  un túnel que nos da idea de lo duro y arriesgado del trabajo en la mina.



Tras el cese de las actividades mineras en 1963 el bosque mediterráneo va ganando poco a poco terreno 


 a las antiguas chimeneas.



Tras abandonar El Centenillo, llegamos a La Carolina, capital de las Nuevas Poblaciones y emporio minero a comienzos del siglo XX.



La Carolina es una ciudad ilustrada, de calles rectas, trazadas a cordel, donde la razón se pone al servicio del ser humano.


En el punto más elevado de la nueva ciudad, el Palacio del Intendente y la Iglesia Parroquial.



Templo bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, patrona de las Nuevas Poblaciones de Carlos III.



Junto a la portada del Palacio del Intendente se encuentra el Centro de Interpretación de la Minería en las Nuevas Poblaciones de Jaén.


Un espacio dedicado fundamentalmente al estudio de cuatro grandes apartados:



El Medio Físico y Natural.




La Prehistoria, la Cultura Ibérica y el legado de Roma,



donde nos llamó poderosamente la atención este exvoto íbero, procedente de la "Cueva de los Muñecos" del  Despeñaperros.



La Creación de la Carolina y las Nuevas Poblaciones a partir de 1767.


Para finalizar con la Minería 



que tan importante papel jugó en la vida de estas tierras.


Por la tarde iniciamos nuestro paseo por la ciudad deteniéndonos en uno de los monolitos fundaciones de la villa, en el que se representan los trabajos realizados por los primeros colonos para establecerse en estas nuevas tierras.


Un poco más lejos las Puertas de la Aduana, que abrían el camino hacia Madrid,





Dejamos ya la Capital de las Nuevas Poblaciones para dirigirnos a las Navas de Tolosa con 



su magnífica plaza poligonal de nueve lados, presidida por la Iglesia de la Inmaculada Concepción, espacio para el ocio y el encuentro diseñado por el sueño de la razón.



Queremos dar las gracias por la amabilidad que ha tenido el Excmo Ayuntamiento de la Carolina con este taller, al abrirnos las puertas del Centro de Interpretación de su ciudad y a las magnificas explicaciones de Pedro nuestro guía. De nuevo muchas gracias.


La próxima semana como  ya os hemos informado, publicaremos nuestro recorrido por el Museo Arqueológico de Sevilla.

Un saludo. Carolina.