Dos monumentos cuentan mejor que las palabras la rica y larga historia de Huelma, el castillo de los duques de Alburquerque y la Iglesia parroquial de La Inmaculada Concepción.
La fortaleza construida a fines del siglo XV, fue una de las últimas que se hicieron en el Reino de Jaén, sobre otra anterior de origen andalusí, que fue colmatada para erigir sobre ella un nuevo castillo, de reducido tamaño pero adaptado a las nuevas técnicas defensivas.
Es una construcción de planta casi cuadrada de 14 por 12 metros, estructurado en dos pisos con torres cilíndricas en sus lados que incorporan troneras para troneras para la guerra de artillería.
El estado actual de la fortaleza se debe a que fue quemada por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia.
El templo de La Inmaculada Concepción se comenzó a construir en el año 1537, prolongándose los trabajos hasta los primeros años del siglo XVII, dando como resultado una de las iglesias más monumentales y bellas de todo la Provincia de Jaén.
La iglesia aúna en su estructura elementos tardo góticos, con los nuevos aires que introdujo el renacimiento en la arquitectura española, a los que finalmente se unen motivos y formas manieristas.
No conocemos quién es el autor de la traza del edificio, no obstante su arquitectura está muy relacionada con los trabajos que Diego de Siloe diseñaba en la provincia de Granada.
Si es segura, en cambio, la participación en las obras de los maestros Andrés de Vandelvira y Francisco del Castillo el Mozo.
El interior de la iglesia sorprende al visitante por su admirable y clásica belleza. Tres naves cubiertas en el primer tramo por bóvedas de crucería, que descansan sobre pilares cuadrados, a los que se adosan medias columnas con capiteles de acanto, mientras que las demás bóvedas son todas baídas, destacando la central del segundo tramo por la variedad y complejidad de su ornamentación.
¡Ánimo, Huelma te espera!
Un saludo.
Continuará
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