El Museo Íbero de Jaén abre sus puertas con su primera exposición temporal:
La Dama, El Príncipe,
El Héroe, La Diosa.
El edificio ha sido diseñado por los arquitectos Álvaro Soto y Javier Maroto. Un museo con más de
once mil metros cuadrados que albergará la mayor colección de arte ibérico del mundo.
La actual exposición se articula a partir del ajuar de la cámara funeraria del príncipe íbero Iltirtiiltir del siglo I a.n.e, hallada en Piquía, Arjona, formado por siete cráteras griegas del siglo IV a.n.e fabricadas en Atenas.
En sus pinturas sobre Herakles se recoge una secuencia narrativa fundamental para la aristocracia íbera constituida por La Dama, El Príncipe, El Héroe y La Diosa.
El Príncipe.
Los íberos se gobernaban por príncipes que regían ciudades amuralladas u oppidums, príncipes que solían ser herederos de una prestigiosa estirpe descendiente de un héroe.
(Foto: Guerrero de la Armadura Doble. Cerrillo Blanco. Porcuna. S. V a.n.e).
El Príncipe contaba con numerosos hombres fieles a su linaje (sus clientes) que en caso de conflicto con otros príncipes rivales no dudarían en tomar las armas para defenderle.
(Foto: Caja de los Guerreros. Necrópolis de Piquía. Arjona. S. I a.n.e).
El Héroe.
Para los antiguos íberos el héroe era un conquistador de tierras salvajes, habitadas por monstruos a los que debía vencer, en el caso del Santuario del Pajarillo de Huelma (S. IV a.n.e) al temible lobo que rapta a jóvenes indefensos del oppidum.
La Diosa.
Entre los íberos la Diosa era la encargada de velar por la fertilidad de la tierra y los animales, atender las demandas de los enfermos y acompañar a los muertos al mundo de más allá.
(Foto: Diosa de los Carneros. Cerrillo Blanco. Porcuna. S. V a.n.e)
Solo conocemos uno de los nombres con los que este pueblo llamó a La Diosa: "Betatun".
Diosa que era adorada en distintos lugares sagrados, situados en el mismo oppidum o cerca de él, en una cueva o incluso en una tumba. Los creyentes dirigían a ella sus plegarias por medio de exvotos que eran depositados en sus santuarios.
La Dama.
El matrimonio principesco se convirtió en el elemento fundamental de los linajes íberos locales al asegurar su descendencia. La Dama comparecía ricamente ataviada en las ceremonias más importantes en representación del prestigio del linaje y su riqueza material.
(Foto: A la izquierda, Dama. Cerro Alcalá. Torres. S. V a.n.e.)
Dama que llegó a adquirir, con el tiempo atributos de la misma Diosa, al convertirse en mediadora del Príncipe ante la divinidad.
(Foto. Pareja de Antepasados. Cerrillo Blanco. Porcuna. S. V a.n.e).
La Dama.
El Príncipe.
El Héroe.
La Diosa.
Desde el Museo Íbero de Jaén.
Un saludo.