Conocer una ciudad como Jaén no es solo visitar sus monumentos, es necesario primero: hablar con sus gentes, perderse por sus calles, detenerse en sus plazas y ser capaz de descubrir pequeños rincones llenos de encanto
que nos recuerdan el saber de antaño y la promesa de nuevas emociones.
¡Cuidaos y Sed Felices!
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