lunes, 20 de noviembre de 2017

¡HUELMA, LA ÚLTIMA FRONTERA!


Dos monumentos cuentan mejor que las palabras la rica y larga historia de Huelma, el castillo de los duques de Alburquerque y la Iglesia parroquial de La Inmaculada Concepción.







La fortaleza construida a fines del siglo XV, fue una de las últimas que se hicieron en el Reino de Jaén, sobre otra anterior de origen andalusí, que fue colmatada para erigir sobre ella un nuevo castillo, de reducido tamaño pero adaptado a las nuevas técnicas defensivas.





 Es una construcción de planta casi cuadrada de 14 por 12 metros, estructurado en dos pisos con torres cilíndricas en sus lados que incorporan troneras para troneras para la guerra de artillería.

El estado actual de la fortaleza se debe a que fue quemada por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia.




El templo de La Inmaculada Concepción se comenzó a construir  en el año 1537, prolongándose los trabajos hasta los primeros años del siglo XVII, dando como resultado una de las iglesias más monumentales y bellas de todo la Provincia de Jaén.





La iglesia aúna en su estructura elementos tardo góticos, con los nuevos aires que introdujo el renacimiento en la arquitectura española, a los que finalmente se unen motivos y formas manieristas.







No conocemos  quién es el autor de la traza del edificio, no obstante su arquitectura está muy relacionada con los trabajos que Diego de Siloe diseñaba en la provincia de Granada.








Si es segura, en cambio, la participación en las obras de los maestros Andrés de Vandelvira y Francisco del Castillo el Mozo.









El interior de la iglesia sorprende al visitante por su admirable  y clásica belleza. Tres naves cubiertas en el primer tramo por bóvedas de crucería, que descansan sobre  pilares cuadrados, a los que se adosan medias columnas con capiteles de acanto, mientras que las demás bóvedas son todas baídas, destacando la central del segundo tramo por  la variedad y complejidad de su ornamentación.




Visita Huelma como nosotros, te sorprenderá.













¡Ánimo, Huelma te espera!


  Un saludo.


Continuará


      

viernes, 17 de noviembre de 2017

SOLERA, UN CASTILLO EN LA FRONTERA..


Solera es un pequeño pueblo serrano situado en un promontorio que nace al pie  del cerro del Morrón (1.090 m.)  desde el que se domina la vega donde se unen los ríos Jandulilla y Gargantón en pleno corazón de Sierra Mágina, al  sur de la provincia de Jaén.







La historia de Solera ha venido marcada por su situación de entrada al valle de Guadalquivir desde el Reino Nazarí  de Granada.










Su carácter fronterizo obligó a la construcción de una pequeña fortaleza a finales del siglo XIII, un verdadero nido de águilas, encargada de la defensa de la vega del Jandulilla, junto con las cercanas fortalezas de Bélmez y Huelma.







El castillo de Solera es una reducida fortaleza de mampostería, construida en un promontorio escarpado, con una caída de más de 300 metros en su lado norte, a la que se accede por una angosta y empinada escalera, situada en su lado oeste. Tras subir los fatigados y altos escalones llegamos a una pequeña explanada, que constituye el nivel más bajo del castillo.




Parte de esta primera explanada está ocupada por una maciza construcción que sostiene, un segundo nivel, más elevado. Se accede a él por un túnel abovedado. En este segundo nivel se encuentra un aljibe para la aguada de los defensores.






Desde él podemos contemplar el valle del Jandulilla, Bélmez de la Moraleda, las torres del Sol y del Lucero, el barranco del río Gargantón y Gualijar, los cortijos de Capellanías Polera y los picos de Miramundos y de Sierra Mágina; éste último el más elevado de la provincia de Jaén. 





Valores paisajísticos que bien merecen una visita a castillo y a Solera, una villa de calles estrechas y empinadas donde aún es posible oír el rumor de los propios pasos.







Desde Solera un saludo.

Continuará.

martes, 14 de noviembre de 2017

CABRA, LA CIUDAD DEL SANTO CRISTO


Cabra del Santo Cristo se encuentra al Sureste de la provincia de Jaén rodeado de un paisaje desnudo y árido, solo atemperado por el verdor de los olivares y huertas que crecen al frescor de los manantiales que brotan a los pies de la Sierra del Buitre, verdadero oasis, en medio de estas tierras resecas y erosionadas, en el que se alza la población.





La historia de Cabra viene marcada por la llegada a la villa en el año 1637 de un arriero de  camino hacia Guadix llevando una caja con un copia del lienzo del Santo Cristo de la Catedral de Burgos.







El arriero no tuvo  más remedio que hacer noche en Cabra porque  su caballería había muerto  agotada a una legua de la villa. Cuando llegó a la posada refirió su historia y María Rienda, la posadera, le preguntó que llevaba en la caja que traía consigo, al ver al Santo Cristo la mujer quedó prendada por la imagen y milagrosamente curó de un defecto que tenía en su brazo. Ante este hecho el cuadro fue considerado milagroso por todos los vecinos y llevado en procesión a la iglesia.





El dueño legítimo del lienzo, don Jerónimo de Sanvítores reclamó la devolución del cuadro y el obispo de Jaén, el cardenal don Baltasar Moscoso, intercedió ante él para que el cuadro permaneciese para siempre en Cabra.









 Para albergar al Santísimo Cristo se edificó una iglesia santuario trazada por el Maestro Mayor de Obras del Obispado de Jaén Juan de Aranda Salazar y finalizadas por su sucesor, el Maestro Eufrasio de Rojas.







 Cabra desde entonces se convirtió en el lugar de peregrinación más famoso de toda Andalucía Oriental, tantos fueron los romeros que llegaban pidiendo  protección al Santo Cristo y a cumplir sus promesas, que hubo que construir un hospital y una posada para poder atenderlos.


Desde Cabra. Un saludo.

Continuará.