sábado, 9 de enero de 2016

ARQUITECTURAS. DOS. JAÉN.


Nos centramos ahora en el nuevo tipo de casas unifamiliares



que se construyen en la ciudad.




El arquitecto usa tonos
blancos y negros para diseñar
esta vivienda de volúmenes planos
 que se abren



en un gran ventanal 
que ocupa todo el centro de la fachada.




Nuevamente se opta en
esta ejemplo por el uso
de sencillos formas geométricas:



cubos blancos ordenados en sentido vertical-horizontal, recordando la tradicional forma de construcción a soga y tizón.



Llama la atención
los ventanales de esta vivienda
embutidos en un
 prisma  truncado
que avanza rompiendo la 
verticalidad de su fachada.



El ladrillo se combina
con el cristal y el recercado
en blanco de sus vanos para
lograr este edificio, donde
domina la composición vertical.




De nuevo la configuración
de sus miradores le dan un carácter
especial a la construcción,
unas veces entre un alfiz truncado,



otras ornadas de dorada madera,
que dotan a todo el conjunto de
cálida armonía.




Ejemplo de viviendas pareadas
que repiten ritmicamente
su serie de vanos dobles.







 La sencillez de las formas
se ve adornada por el
uso de grandes balconadas
de formas de prismáticas




o por el contrario se cierran
sobre si mismas, cubiertas
con cortinas de duro y opaco metal.



Nuevamente aquí 
se plantea la contienda luz-sombra,
venciendo por su belleza el
vano ciego adornado por un 
delicado naranjo.




Este edificio alberga
elementos clásicos:
 balcones en esquina 
apoyados en gruesas columnas
y ventanas serlianas con 
muros de hormigón en tonos pastel.




Igualmente con resonancias clásicas
esta casa que presenta: 
portada descentrada protegida
por dos torres coronadas
 con ventanas geminadas.






Sabor popular ofrece
esta construcción de tonos
burdeos, rejerías y recercado
en ladrillo. en la que destaca 
el gran ventanal mirador,
al tiempo que la hiedra le da un
encanto particular.




Del mismo estilo esta casa,
  cuajada de hierros repujados
y  ecos andaluces en su
 cornisa y en el tejaroz de la
portada.




En esta ocasión se ha optado
por el uso de la piedra,
que resalta sus tonos
con columnas y cornisas de tonos rosados.


Su fachada lateral se articula
en torno a un gran frontón triangular,
en cuyo centro se abre un arco de medio punto
adornado por una colorista vidriera,
que dota a todo el conjunto de 
aires de ermita.





En esta interesante vivienda
observamos su portada descentrada
y el juego de vanos geminados,
con un paño abierto y el otro tan sólo insinuado.



Finalizamos nuestro recorrido
por la ciudad deteniéndonos
en dos nuevas propuestas.
La primera un blanco prisma
que se cierra sobre si mismo
con una cerrada valla de grueso metal.



Mientras que en  la segunda el arquitecto
utiliza  metal, cristal y  madera



para definir un espacio 
de perfiles atrevidos, que se
cubre con una cubierta de forma 
circular.



Audacia en el diseño 
que igualmente brota
de las formas de esta 
fuente monumental.




Próxima parada:


Un saludo para todas y todos.

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